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Historia de la Iglesia Santa Rosa de Lima

Historia de la Iglesia Santa Rosa de Lima

REMEMBRANZAS

Ya se van descubriendo los árboles. Sus entrañas diseminan vientecillos frescos de invierno. A lo lejos, descollando a través de los cristales del río, aparece, orgullosa como en el paraíso, una isla verde...
Son muchas cuadras de viñas y quintas que las cubren la vista sin límite y ofrecen en ese mes de junio de 1869, un cementerio de ramas vigorosas: es que el camino de la vida mantiene un soliloquio con las quejumbrosas mansiones...
Se tambalea el coche entre hoyos y pedruscos, y el viajero joven que lo ocupa, apenas se inquieta por el zangoloteo. Su cabeza burbujea en ensueños y preocupaciones. Apenas comprende en mensaje de esos campos y cerros. Los animales que pacen aquí y allá en los potreros inmensos, lo hace desperezarse lentamente...
Los primeros rayos de la mañana exhiben, a su espalda, los abigarrados picachos andinos.
La cabalgadura a los gritos y chasquidos que su cochero propina, han apretado el paso y acortan la breve distancia, que aun queda hasta las primeras casas de la Villa de Freirina.
Un vientecillo inunda un rostro de respetable apariencia: es el de un rico minero y comerciante, cuya fortuna la había esparcido en su amada villa: José Tomás Ovalle.
Su voluminoso reloj inglés, señalaba las 9 de la mañana y por los más recónditos senderos, la población se trasladaba en masa, a caballos, en carretas, a colocar la primera piedra del templo prometido y ya iniciado el 15 de abril...
Gobernador, alcalde, la lata aristocracia y el pueblo humilde se confundían en un solo haz de fe y gratitud hacia la Virgen...
Con paso elegante, bájose ese personaje estimado por todos. Se une al grupo numeroso que invade la sala de sesiones del municipio: allí, se rodeaba a Don Eusebio Godoy, secretario municipal, quien aplicaba su escribir cortesano y salpicado de riquísimas aplicaciones literarias a la “solemne acta de la Colocación de la Primera Piedra en la Iglesia Parroquial de Freirina.”
Al terminar los saludos de rigor, ya la masa se dirigía en donde la primera piedra daría nacimiento al gran sueño. Este quedaría enfrentando la plazuela.
El público concurrente abunda...La presencia de Don José Antonio Martínez
Produce un silencio glacial...
El como Alcalde, daba comienzo a la solemne ceremonia de la inauguración. El despliegue de la misa solemne en la capilla, el sermón sin ambages del presbítero de la Compañía de Jesús, Don José Mujica, y el canto en acción de gracias al Todopoderoso, quedó resumido en la sonoridad literaria, que imprimiera don Eusebio Godoy.
“En la Villa de Freirina, cabecera del Departamento de este mismo nombre, Provincia de Atacama, a veinte días del mes de junio del año del Señor Mil ochocientos setenta y nueve, con la ayuda de Dios Altísimo y Todopoderoso: siendo Obispo de la Diócesis de Coquimbo, a que pertenece esta Parroquia, el señor doctor Don José Manuel Orrego, sucesor del ilustrísimo doctor don Justo Donoso, que falleció el veintiséis de febrero del año próximo pasado: siendo presidente de la república el ciudadano Don José Joaquín Perez. Intendente de la Provincia Don Francisco Antonio Silva, gobernador del departamento Don Wenceslao Campuzano y miembros de la Corporación Municipal los señores Alcalde Don José Antonio Martínez, Don José Tomás Cortés y Don Melitín Samit y regidores propietarios Don José Matías Echegoyen, Don Carlos Figueroa, Don Marcos Latham, Don Francisco Martínez y Don Manuel José Marcoleta, y suplentes Don Pedro Lemus, Don Pascual Mansilla y Don Ramón Peralta: a las nueve y media de la mañana de este mismo día se reunió todo el pueblo de Freirina con el objeto de colocar la primera piedra de la Iglesia Parroquial de esta Villa, cuyos trabajos se comenzaran el quince de Abril de este mismo año por el contratista Don Nicanor Marambio siendo arquitecto Don José Santiago Meneses.
El señor Presbítero Don Pedro Riquelme, actual cura párroco procedió a la bendición del terreno colocación de la en memoria, que debe servir de base a lo venidero al Supremo poseedor de los mundos.
Para mayor honra y gloria de Dios y de nuestra Santa Iglesia Católica sirvieron de padrinos Don Wenceslao Campusano, Don José Tomas Cortes, Don David Campuzano, Don José María Montt, Don José Antonio Martínez, Don pedro Pablo Cortés, Don Francisco Olivares y Don Prudencio Martínez.
Madrinas, Doña Juana Ramos de Campuzano, Mercedes Rojas de Cortés, Doña Paula Urquieta de Campuzano, Doña Carmen Urquieta de Marcoleta, Doña Juana Leocadia Campuzano de Martínez, Doña Mercedes Barrios de Cortés, Doña Josefa Limenso de Olivares y Doña Matea Lorrejoy de Martínez, bajo cuya protección y amparo se eleva majestuosa esta mansión, dedicada ala divinidad siendo patrona la reina soberana de los ángeles, bajo abdicación de nuestra Señora del Carmen.
Seguidamente, el presbítero Don José Mujica de la Compañía de Jesús, formando parte de una misma que funciona en la actualidad en este pueblo, pronunció un discurso alusivo a las circunstancias.
Este Templo se levanta bajo la protección de la Ilustre Municipalidad que ha contribuido con sus rentas como asimismo los vecinos y el gobierno que ha decretado cinco mil pesos para ayuda de su construcción. Dádose principalmente la elevación de esta Iglesia Parroquial a la generosa Piedad del señor don José Tomás Ovalle, quien ha regalado la cantidad de diez mil pesos para la obra.
El Templo que servirá de mansión al Santo de los Santos se construye bajo la inmediata dirección de la comisión de fábrica, compuesta de los señores: Don José María Montt, Don José Tomás Ovalle, Don Prudencio Martínez, Don Eusebio Godoy y Don Juan Ramos, nombrados por decreto de la gobernación fecha seis de Abril de este mismo año.
Sirva este documento copia fiel del original que queda estampado a fojas noventa y ocho del libro de acuerdos de la Municipalidad y que hoy se deposita en el seno de la madre común, de piadoso recuerdo para las generaciones venideras de preciosa memoria de quienes han contribuido a la elevación del templo humilde pero grato homenaje a la Divinidad y sirva en el porvenir de ejemplo de unión y fraternidad en los santos vínculos que unen a los católicos en el amor de Jesucristo.
Con lo cual se concluyó esta solemne ceremonia, firmando la presente Acta el señor Gobernador accidental don José Tomás Cortes por ausencia del propietario, el vice presidente de la comisión de Fábrica don José María Montt y el párroco señor Riquelme, y cantándose en acción de gracias al Todopoderoso el TE DEUM LAUDAMUS...
Con las últimas palabras, el señor Secretario Municipal, medio desvanecido por la lectura inextensa de su pieza oratoria, quédose largo rato imaginando la majestuosidad de lo que el había testificado para las generaciones futuras...

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